Nunca creas que lo sabes todo. Mantente humilde y con fe – La historia de Lucas Heredia

A veces una simple invitación puede cambiarlo todo. Así comenzó la historia de un joven cruceño que, a los 15 años, fue por curiosidad a una clase de Taekwondo… y descubrió su verdadera pasión. Desde ese primer entrenamiento, supo que no sería un deporte más, sino un camino de vida.

El camino del poomsae: disciplina sin excusas

Con el paso del tiempo, encontró en el poomsae, la armonía entre fuerza, precisión y mente. Su maestro, Edgar Galarza, vio en él un talento natural y lo impulsó a perfeccionarse. No se equivocó: hoy acumula títulos nacionales e internacionales como la medalla de bronce en la Copa Panamericana Kukkiwon, símbolo de su constancia y fe.

Su rutina diaria es tan intensa como inspiradora. Entrena hasta 3 veces al día, combinando fuerza, flexibilidad y técnica. Sin contar con gimnasio propio, ni fisioterapia constante.

Pese a que la Federación Boliviana de Taekwondo, hace todo lo que está en sus manos, no cuenta con otro tipo de apoyo o auspicio. “No tengo todas las condiciones, pero tengo la voluntad”, afirma. Su fortaleza no solo es física: “Dios ha sido mi fuente de energía. Él me da estabilidad mental y espiritual para seguir adelante”.

Más allá de las medallas

Aunque las medallas brillan, lo que más valora es el proceso: “Cada una representa un paso más en mi crecimiento. No se trata de ganar, sino de superarse cada día”. La FBTKD le da todo el respaldo y apoyo sin embargo, ellos también tienen recursos limitados, el deporte de élite es exigente aún así el sigue firme: “Hago esto por amor al deporte. Confío en que Dios siempre provee lo necesario”.

El equilibrio de una vida entregada al Taekwondo

Equilibrar estudios, trabajo y alto rendimiento no ha sido fácil, pero ha aprendido a convertir el sacrificio en motor. “Doy clases, estudio, entreno… no tengo mucho tiempo libre, pero vale la pena. Cada día construye mi futuro.”

Hoy, además de competir, forma a las nuevas generaciones que sueñan con representar a Bolivia. “Estoy preparando a mis alumnos para los Juegos Bolivarianos de la Juventud. Transmitir mi experiencia es una de mis mayores metas”. Tengo en mente varios objetivos importantes: clasificar y ganar medalla en los Juegos Panamericanos, participar en los ODESUR y seguir compitiendo en eventos internacionales de alto nivel.

Su visión del poomsae boliviano es clara: Es necesario profesionalizarlo, fortalecer el arbitraje y mejorar la infraestructura. “El talento está, pero hay que trabajar con disciplina real. El poomsae no es solo ejecutar formas, es dominar cuerpo, mente y espíritu”.

El mensaje que deja

Cuando se le pregunta qué consejo daría a los jóvenes que sueñan con seguir este camino, no duda:

“Nunca crean que lo saben todo. Manténganse humildes, abiertos a aprender y dejen que Dios guíe su camino. Con fe, disciplina y constancia se puede llegar muy lejos.”

Y quizás esa sea la esencia del poomsae: un arte que enseña a avanzar sin prisa, con precisión, con propósito… porque cada movimiento cuenta.